Fotografiar insectos es una tarea de lo más desafiante para nuestra paciencia. Pensar que estamos fotografiando algo más pequeño incluso que nuestro dedo, y que no va a colaborar, y te verá como un depredador, por lo que huirá a la primera de cambio.
El fondo es muy importante, pero precisamente para pasar desapercibido. Lo es buscar es buscar un fondo que no predomine sobre el protagonista, que es el insecto. Así centrarnos la foto en lo realmente importante cuando la veamos.
En este caso tenemos una Mantis Religiosa.
La mantis religiosa debe su nombre a sus prominentes patas delanteras, que están dobladas y juntas en un ángulo que recuerda a la posición de oración. Mantis hace referencia al género mantis, al que solo pertenecen ciertas especies de mantis religiosa.
A pesar de su nombre, estos fascinantes insectos son unos fantásticos depredadores. Su cabeza triangular se alza en lo alto de un estirado cuello, que de hecho es un tórax alargado. Los mántidos pueden girar la cabeza 180 grados para escudriñar los alrededores con sus dos grandes ojos compuestos y tres simples situados entre ellos.