Situada al norte de Italia, en la costa del mar Adriático, se encuentra una de las ciudades más peculiares, y atractivas de nuestro planeta. Tal ciudad es Venecia, referida por muchos como “La Reina del Adriático” y por otros como “La Serenissima”. Mas sin embargo, todos los que la han visitado concuerdan que sólo se puede describir con una sola palabra: Venecia.
Sin duda alguna, intentar describir la belleza de la ciudad de Venecia, mediante palabras, es una hazaña. Hablar de dicha ciudad, se puede considerar una misión imposible ya que por muchas palabras que se puedan escribir sobre ella, jamás se podría describir la belleza que rodea cada rincón de allí junto con la singularidad de cambiar calles atestadas de coches por transportes fluviales y edificios por palacios ducales.
Lo que siempre ha llamado la atención de Venecia, aparte de sus hermosos palacios y refinado arte, es que no tienen calles. Sí, la ciudad fue diseñada para transitar en botes y no carruajes. El diseño de la ciudad es dominado por un ancho canal llamado Canal Grande. Este canal, que tiene la forma de una S invertida, separa los dos núcleos urbanos mayores. A ambos lados de este canal se elevan los majestuosos palacios por más de tres kilómetros. Otros canales menores, y aun otros mucho más estrechos, desembocan en el Canal Grande, formando una intrigada red. En total son unos 177 canales menores, creando unas 118 islas, las cuales se conectan entre sí por cerca de unos 400 puentes peatonales.
“El salón más bello del mundo, merecedor de tener el cielo como techo”, así fue como Napoleón describió la famosa Plaza de San Marcos. Los venecianos la llaman simplemente “La Piazzetta”: en la ciudad hay una sola plaza, y esa es la Plaza de San Marcos. Esta es una de las plazas más impresionantes y sin duda de las más famosas del mundo, el lugar ideal para una de las catedrales más bellas de Europa.
Plaza de San Marcos
Plaza de San Marcos
Puerta de Venecia con el Palacio Ducal en la Plaza de San Marcos
El Puente Rialto es el más antiguo de los cuatro puentes que cruzan el Gran Canal de Venecia, también es el más conocido tanto por su diseño como por su historia. Durante años fue el centro económico más importante de Venecia.
Puente del Rialto desde el Gran Canal
El Puente Rialto se construyó entre 1588 y 1591 con un diseño del arquitecto Antonio da Ponte para sustituir al anterior puente de madera, ya que éste se había derrumbado dos veces y había sido quemado en otra ocasión.
La basílica barroca de Santa María della Salute, que está ubicada en uno de los lugares más prestigiosos de Venecia, cerca de la cuenca de San Marcos, fue construida en 1630 para agradecerle a la Virgen el final de una peste. El proyecto es de Baldassare Longhena y las obras se terminaron en 1687, cinco años después de la muerte del artista. El edificio, con planta octogonal, está cubierto con piedra de Istria, tiene un cuerpo central rodeado de seis capillas, dos cúpulas y dos torres.
Basílica de San Giorgio Maggiore, construida a principios del siglo VIII y que con el paso de los años de ha convertido en un emblema de Venecia
Ubicada en la Isla del mismo nombre y casi frente a la Piazetta de Venecia, esta iglesia fue la primera iglesia dedicada a San Jorge, y se construyó entre los Siglos VIII y siglo IX y en 982. Tras estos años la isla fue donada a un Mónaco benedictino llamado Giovanni Morosin, quien fundó el monasterio adyacente. La iglesia que se aprecia hasta la actualidad, fue construida por Andrea Palladio, que trabajó en el proyecto desde 1565, es una de las famosas obras de la mayor parte de la arquitecto de Vicenza.
Basílica de San Giorgio Maggiore
Basílica de San Giorgio Maggiore
El Puente de los Suspiros quizás el más famoso, por su carácter romántico. Se trata de un pequeño puente construido en el siglo XVII, cerca de la plaza de San Marcos. Y que constituye el “itinerario secreto” desde el interior del Palacio Ducal.
Puente de los Suspiros
La leyenda habla del último trayecto que unía la antigua prisión de la Inquisición con el Palacio Ducal. Por lo cual, este puente formaba parte de ese último tramo que hacían los prisioneros, entre suspiros, antes de morir.
El abovedado del puente hacía que se escucharan el eco de los suspiros de los condenados al rezar. Pidiendo por sus almas para poder estar con la amada en la eternidad. Esta historia hace que miles de parejas de turistas pasen por debajo de la estructura. Si suspiras junto a tu amado estaréis juntos en la eternidad, dicen…
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